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El martes 21 de febrero tuvimos el segundo encuentro del año de mujeres autistas. Este mes en particular se sentía muy especial y sensible por el tema que íbamos a abordar en el encuentro: Recibir el diagnóstico en la adultez.
Uno de los temas que salió en el espacio, y que consideramos muy valioso, fue lo reparador que podía ser para una poder recibir un diagnóstico que te permita mirarte y comprenderte desde una mirada respetuosa, compasiva. Poder ponerle nombre a eso que tal vez siempre hizo ruido y no entendían por qué. Sin embargo, no todo era flores y arcoíris después del diagnóstico… pueden aparecer las preguntas de ¿ahora a quién se lo cuento? ¿seré realmente autista o me he hecho una idea y sesgué el proceso? ¿por qué nadie se dio cuenta antes? Y llegamos a las siguientes conclusiones:
1. No tienes por que decirle a las personas que te rodean que eres autista si no te sientes segura de hacerlo. Buscar sentirte segura y contenida en el momento que desees hacerlo, es válido.
2. No eres menos autista porque las personas no lo saben.
3. Conocer tu diagnóstico puede ayudarte a reparar y reconstruir vínculos valiosos para ti: desde procesos como la maternidad, relación con familiares y amistades. E incluso, el vínculo contigo misma.

Desde ya, queremos agradecer a cada persona que confía en este espacio, en nosotras, y decide unirse a los encuentros y poder compartir un pedacito de si.
Para quienes se sientan cómodas, y deseen hacerlo, pueden contarnos en los comentarios de esta publicación ¿Cómo fue para ti recibir tu diagnóstico?

Escrito por: Marie Saldaña / Psicóloga en EITA