Dicen que a las personas autistas no nos gusta el contacto/cercanía física con otras personas. Otro mito más que vamos a desmentir.
Las personas autistas también podemos disfrutar de abrazos, besos, caricias, solo que a veces será de una forma un poco diferente. Es decir, habrá quienes tengan un perfil sensorial diferente, por lo que el contacto directo e inesperado podría generar una respuesta defensiva de la persona. Esto no significaría que no desea el contacto necesariamente, pero sí que haya una adecuación y previsibilidad.
También pasa que podemos ser más selectivos con quiénes toleramos el contacto. Me refiero a que podría, por ejemplo, querer abrazar a mis padres o amigos, pero no a alguien que acabo de conocer.
En fin, cada caso será particular; lo importante sería tener en consideración justamente que cada persona puede reaccionar diferente, por lo que, si no conocemos muy bien a la persona, siempre podemos preguntar primero qué es lo que prefiere 🙂
Escrito por: Lucía García / Psicóloga en EITA