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Theo Peeters falleció hace muy poco. Y aún sentimos tan importante pérdida para el quehacer relacionado con la neurodiversidad. Sin embargo, una conmemoración digna de un individuo tan importante, creador de una obra absolutamente irreemplazable, deberá ir mucho más allá de panegíricos o de discursos de despedida. El mejor homenaje a Theo Peeters es asumir aquello por lo que él luchó y lo que defendió.

Hay tres aspectos en los que, para empezar, debemos enfocarnos con esta finalidad.

Primero y principal, tenemos por deber fomentar las terapias basadas en evidencias para las personas autistas. Esto Peeters lo entendió desde los inicios de su obra: la tan ansiada “normalización” del individuo autista no es sino una fantasía; el camino yace en trabajar desde los individuos mismos, según su condición. Un ejemplo muy claro de esto con siste en el método TEACCH, protocolo de intervención basado en el respeto al individuo autista, el cual busca, por medio de tratamientos individualizados para que dichos individuos puedan desarrollar las conductas necesarias de forma natural (ver más aquí). Ahí está la clase de tratamientos que necesitamos fomentar y comunicar.

Segundo, y también fundamental, necesitamos combatir a todo falso tratamiento o pseudoterapia que desee acaparar la atención sobre el tema del autismo. Por un lado, las mentiras antivacunas y los tratamientos médicos han de ser refutados como las mentiras que son. Por otro, también mencionar que las terapias psicoanalíticas y los métodos para cambiar la conducta son muy poco efectivos e incluso perjudiciales. Esto va de la mano con nuestra primera acción: aceptar al individuo autista requiere tomar sus necesidades en serio y no dejarse engañar por panaceas o buscar “corregir” lo que dicha persona “tiene de malo”.

Tercero, y lo que requerirá de mayor esfuerzo, es ver por que el Estado y otros organismos cumplan con sus obligaciones hacia las personas neurodivergentes. No olvidemos que el gobierno peruano ya ratificó la “Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo”. Más allá de las objeciones la término “discapacidad”, tenemos un compromiso por parte del Estado hacia quienes requieren de apoyos, con todo lo que eso implica; tenemos la responsabilidad de ver que no sea letra muerta, por el bien de la comunidad y para cumplir los deberes arriba mencionados.

Cuando recordemos a Theo Peeters y su inigualable legado, siempre debemos tener presente la idea central difundida por Temple Grandin: “el mundo necesita de todo tipo de mentes”. Y así lo honraremos, así corresponderemos a todo el esfuerzo que Peeters puso en su vida para llevar la neurodiversidad a su triunfo.

Mario Augusto Puga Valera

Activista autista