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El pasado lunes 2 de abril fue el día mundial de concientización sobre el autismo y este 2018 la ONU estableció como tema central el empoderamiento de mujeres y niñas autistas. Este tema cobra importancia a causa de la doble invisibilidad que pasan ellas. Por un lado, la condición del espectro autista genera una invisibilización por la poca información que se maneja en la sociedad sobre esta. Por otro lado, el género representa una desventaja para ellas en diferentes ámbitos de desarrollo; como en la educación, en el trabajo, en el hogar, etc.

El empoderamiento hace referencia al involucramiento de ellas en las políticas y toma de decisiones en su contexto. Para lograr empoderar a una persona está debe ser capaz de identificar sus habilidades, dificultades, derechos, posibilidades de desarrollo, entre otros aspectos que componen la identidad de una persona. Es por ello que considero importante que este empoderamiento vaya de la mano con la accesibilidad a servicios especializados a sus necesidades.

La especialización de los servicios es necesaria porque la mayor parte de la información científica y por ende la información con la que cuentan los profesionales que trabajan con esta población está basada la población autista masculina. La poca investigación sobre cómo se manifiesta el autismo en las mujeres hace que muchas veces no se les de una detección a tiempo o no se utilicen los recursos adecuados en la intervención con ellas; así como también no se prevengan situaciones que pueden ser de riesgo para muchas de ellas tanto por su condición como por su género.

Cabe mencionar que además de que las manifestaciones del autismo son diferentes entre mujeres y hombres; lo que ocurre en el caso de las mujeres es que sus características suelen ser menos llamativas para la población en general y por ende los signos de alarma para una temprana detección no son reconocidos. A partir de esto, se debe hacer hincapié en la importancia de la investigación y divulgación sobre como se presenta el autismo en mujeres; pero no solo desde la percepción de los profesionales sino de la mano de la perspectiva de las mismas mujeres con esta condición, siendo así una información más verídica.

Para contribuir en la concientización sobre el autismo hay que tomar acciones que realmente signifiquen un cambio para las propias personas autistas. El buscar informarnos y contribuir a la difusión de información sobre el tema son formas válidas de concientizar y que realmente pueden hacer la diferencia en el día a día de una mujer o hombre autista.

Andrea Mesones

EITA