Skip to content Skip to footer
Un joven cierra los ojos mientras ve múltiples líneas curvas y un foco encendido en su mente

Cada 13 de julio celebramos Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Quienes vivimos con FDAH solemos pasar mucho tiempo tratando de adaptarnos, de hacer como los demás, de no molestar, de ser – “mejores versiones” de nosotros mismos. Sin embargo, el camino no está en cambiar nuestra esencia, sino en reconocerla y valorarla.

El TDAH no es falta de voluntad, ni desinterés, ni flojera. Por el contrario, es una manera distinta de percibir, de sentir, de estar en el mundo. A veces hay caos, impulsos u olvidos, pero nos olvidamos que también hay sensibilidad, intuición, creatividad e ideas increíbles que aparecen como relámpagos.

Durante mucho tiempo creímos que el problema estaba en nosotros. Que había algo que corregir, algo que esconder. Hoy sabemos que merecemos espacios donde nuestra forma de ser no sea un obstáculo, sino una parte más de la diversidad humana.

El TDAH no es solo un diagnóstico. Es una historia, una manera única de habitar el mundo y merece ser contada sin culpa y con dignidad.

Escrito por Alessandra Schröder