Una frase usual del habla peruana, cuando se quiere aludir a alguien carente de experiencia en la vida es: “le falta calle”. Se une, así, a expresiones como “la escuela de la calle” equivalente a “la escuela de la vida”, fundándose en la creencia de que lo que hay que saber sobre ésta trascurre extramuros.
Evidentemente, se trata de una construcción machista pues no es lo mismo, para el argot, un “hombre con calle” que una “mujer con calle”.
Traemos esta expresión porque muchos padres, sobre todo hombres, de personas Asperger, cuando acuden a consulta diagnóstica suelen manifestar: “yo creo que le falta calle” como justificación a la falta de “pericia” en el manejo de las habilidades sociales.
Incluso una vez explicado y conocido el diagnóstico seguirán insistiendo, algunos, en que quizá muchas cosas se arreglarían si “salieran” más.
Justamente, de las expliaciones del diagnóstico tardío en mujeres Asperger.
La incidencia del autismo en mujeres, hace unos años, era dada por una ratio de 5 hombres por mujer con esta condición. Un artículo de Baron-Cohen, Meng-Chua y Buxbaum, de 2015, muestra que la proporción ha aumentado siendo de 3 hombres por mujer. No ha aumentado el número de mujeres con Autismo, ahora se diagnostican más, sobre todo en el grupo de quienes tienen Asperger.
La idea de que un hombre debe “tener calle” y de que una mujer “no debe de tener calle”, como creencia, hace que los niños con dificultades en la interacción social sean causa de preocupación y llevados a diversas consultas. Una niña con determinado retraimiento será tipificada como “tímida” y, con mayor confesión que secreto, se dirá que es preferible que se quede en su casa, que no salga, que no esté expuesta a los peligros de “la calle”.
Si ya para el niño neurotípico con tendencia introvertida es motivo de sufrimiento tener que ser algo que no es, imaginemos esto en el Autismo/Asperger.
El tipo de “saber acerca del mundo” (que no “tener calle”), sobre cómo funcionan los otros (comprender sus intenciones) y los objetos y herramientas (desde el lenguaje hasta una pelota) no son procesados de la misma manera en las personas Asperger/Autista. El tipo de saber que buscan está en perspectiva con sus intereses: un “saber enciclopédico”, mas bien.
Antes se usaba el término “ceguera mental” para definir las supuestas dificultades de empatía en el Autismo/Asperger. Si este término fuese resucitado calzaría en los neurotípicos para su afán normalizador.
Ninguna persona con Asperger/Autismo nos pedirá (no se les ocurre) que modifiquemos nuestros procesamientos mentales para tener un estilo basado en la ‘sistematización’ como el de ellos. Los neurotípicos, con su “inclusión” (que no “convivencia”) entendida como estandarización, intentan que los caminos, sus “calles”, sean idénticos. Ni todos los caminos conducen ni todos desean llegar a Roma. Tampoco hace falta salir de casa para conocer el Universo. Menos en tiempos de electronalidad.
Ernesto Reaño