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Ahora sí, puede continuar…
Mientras escucha la melodía podrá imaginar un parentesco con alguna tonada navideña, con algún villancico, pero, tal vez, algo le hará detenerse y pensar que “no es la típica tonada” de estas fechas.
Ante esto, usted puede ponerle pausa a la canción o seguirla escuchando (aquí, sí, apelo a su libre albedrío).
Sobre ideas parecidas, por estas fechas, escribí un post el año pasado sobre el respeto a la Neurodiversidad. Nuevamente, la situación festiva nos lleva a hacer algunas recomendaciones y aclaraciones.
Para muchas personas con Condiciones del Espectro Autista, el final del año puede ser un verdadero suplicio. Pensemos, en primer lugar, que, al menos en este lado del hemisferio, han terminado las clases y comienzan las vacaciones. Este período puede ser vivido con ansiedad o sorpresa para la persona aspie o autie: se ha terminado la rutina de las clases escolares y no sé qué hacer con mi tiempo libre, no hallo qué hacer en mi casa a esta hora del día, ¿dónde quedó mi predictibilidad?
Y, para complicar un tanto las cosas, debemos recordar que una persona con esta condición probablemente presentará (y enfrentará):
– Algún tipo de hipersensibilidad auditiva, visual, táctil, olfativa o gustativa (y el mundo neurotípico, entre navidad y año nuevo les impondrá: juegos pirotécnicos, explosiones, villancicos a todo volumen; carteles con luces por doquier y miles de lucecitas pendiendo arbolitos, ventanas, fachadas, etc.; abrazos, la obligación de repartir abrazos y besos con una sonrisa en los labios, preferiblemente; mezcolanza de olores y de sabores, la variopinta cena de estas fechas, sus aromas mezclados con la pólvora de los juegos de estas fechas y el de los conocidos/extraños que se ha de abrazar, etc.)
– No un problema de empatía pero sí una forma distinta de socializar y de acceder a las convenciones sociales (y el mundo neurotípico le tendrá despierto fuera de su horario, lo llevará a varias reuniones a conocer o reconocer personas que acaso se vean sólo cada año (por estas épocas), le hará hablar más de lo necesario contando, justamente, qué cosas ha hecho durante todo este año. Tendrá que abrazar, besar, sonreir… actuar y fingir y ya son bastante problemáticas las prácticas gestuales y paraverbales…)
Para una persona neurodivergente pedimos una Navidad, Fin de Año, etc.. Neurodiversas. Como quien reclama un derecho.
Tapones para los oídos, cena distinta si no podemos con los potajes, permisos para ir a dormir a la hora en que uno lo necesite, dispensas de ir a visitar a la tía X… Y “dieta sensorial”, sobre todo en estas fechas:la persona neurodivergente estará saturado de estímulos y puede que no la pase bien en ciertas situaciones. Con lo cual, usted, querido neurotípico, tampoco lo pasará bien. Y la “noche de paz y de amor” se tornará lo contrario del estribillo.
Nuevamente, tender puentes, transar. Hay dos culturas en juego: la autista y la neurotípica. Y puede que la primera viva las fechas finales del año de manera distinta. Respetemos esto como quien respeta el credo de los otros.
Y, entonces, podemos volver a poner la canción del inicio y nos daremos cuenta que un “blues” en Navidad no sólo es posible sino también necesario y para nada triste o melancólico, solamente diferente, distinto, neurodiverso.
¡Felices y Neurodiversas fiestas!
Ernesto Reaño