No sé muy bien por qué el color azul fue el elegido para representar al Autismo. Lo mismo me ocurre con la figura del rompecabezas.
Sí sé quien se aprovecha de estos símbolos: Autism Speaks.
Al menos de la moda de iluminar de azul, de los donativos, de caminatas y de las franquicias que exportan con una meta en su ideario: curar el autismo.
Autism Speaks es una institución que no sólo busca que el autismo desaparezca, con las consecuencias nefastas que tendría ello para la genética humana (recordemos que los estudios indican que los genes del Autismo se asocian con lo que solemos llamar “talento”); para ser una que busca dar “voz” al autismo, no tienen ningún miembro autista en su equipo. Declaran que el autismo es una enfermedad que roba a los hijos de sus padres (que viven “secuestrados” por él) y lo comparan con el cáncer o el sida en sus spots publicitario y declaraciones “sanitarias”.
Como investigador del tema pero también como terapeuta y activista en la defensa de la Neurodiversidad, como lingüista, sé que los símbolos tienen una carga que depende de quienes lo usen, los que se apropian y quienes se re-apropian. Y el azul ha dejado de pertenecerle a Autism Speaks para volverse un color referente.
A ese azul rindo homenaje. A las familias que se congregan en torno a él, desenmarcándose de la tragedia que inicialmente quisieron darle.
Hay pocas cosas que sé pero que gracias a ustedes, amigos neurodiversos, amigos autistas, amigos Asperger, me animan en la ilusión de querer saber más. Sigo en la búsqueda por conocer y comprender su mundo, tal como ustedes lo perciben y piensan, aun sabiendo que es una empresa condenada al fracaso para mi cerebro neurotípico. Ya son 14 años desde que conocí a un pequeñín Asperger que me haría saber que mi rumbo estaría siempre ligado a vivir fascinado de sus usos y costumbres.
Condenado a ser un antropólogo torpe entre ustedes quiero que sepan algo: me han hecho mejor persona. Creo que pocos seres como las personas con Autismo nos demuestran que debemos construir una sociedad mejor simplemente porque así debe de ser.
Este 2 de abril les doy las gracias por estar allí, por ser como son, por desafiar con bravura a la “normalidad”, por demostrar que nuestro mundo es un lugar que gracias a sus mentes cada día es más alentador y uno puede vislumbrar que otra vida existiría si ustedes fueran más. No porque los ponga en el pedestal de héroes, todos, en esta condición humana tenemos sombras profundas y relámpagos de luz que intentan iluminar el vacío que nos acongoja, que los normales hemos erigido como monumento a nuestro temor al fracaso y al desperdicio de la alegría de vivir.
No somos ni más ni menos. Pero en este mundo neurodiverso ustedes aportan la ilusión de que alguna vez podamos aprender más, juntos, y enderezar tantos rumbos. Tantos símbolos. Resignificarnos, humanamente.
Ernesto Reaño