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Desde 2005, el 18 de junio conmemoramos el día del orgullo autista. Creada por el grupo Aspies For Freedom, el día busca dar a conocer la neurodiversidad, las diferentes mentes que componen la especie humana. Su origen y establecimiento recientes no le han impedido a tal fecha volverse conocida y conmemorada a nivel mundial. Por estos motivos, es natural que surjan dudas o cuestionamientos acerca de la fecha, los que ameritan una respuesta.

Es fácil preguntarse “¿Por qué orgullo? ¿Orgullo de qué?“. Para empezar, debemos mencionar que, hasta la actualidad, las comunidades autistas han sido víctimas sistemáticas de discriminación y exclusión social. Se nos sigue viendo como seres humanos defectuosos o incompletos, como algo que estorba a la sociedad o como impostores que se la quieren “llevar fácil”; en resumen, nuestra existencia debe resultar en vergüenza para nuestros familiares por tener que cargar con nuestras vidas. ¡Más todavía en el Perú, donde socialmente está bien visto abusar de quienes son más débiles! Ahí está nuestro “orgullo”: el “orgullo” de ser parte de la humanidad, una parte para la que no existe cura alguna, una que existirá mientras dure toda la existencia humana.

De aquí podemos saltar a otra duda: “¿Por qué emplean como símbolo el arcoíris? ¿Están imitando al movimiento gay?“. La respuesta es, contundentemente, sí. Los diversos movimientos a favor de la neurodiversidad reconocen como símbolo el del infinito color arcoíris, cuyo significado es la infinita variedad de mentes que la humanidad ha de aceptar y apoyar al diferente, al que tiene dificultades, a quien procesa el mundo de formas incómodas y fastidiosas para la gente “normal”. De eso se trata nuestro movimiento. Y sí, definitivamente está inspirado en el movimiento LGBT+, uno de los más exitosos a nivel mundial en reivindicar una identidad considerada “anormal” y luchar por su aceptación incondicional en la sociedad (por cierto, vale mencionar que los individuos LGBT+ siguen siendo víctimas de “curas” y de otras charlatanerías pseudocientíficas para “corregirlos”), con todo el conjunto de derechos que eso conlleva. Ese es nuestro objetivo final, y esa es la razón de nuestros símbolos.

Para terminar, es casi seguro que recibiremos comentarios como “¿Orgullo de qué? Mi hijo no puede hablar y apenas puede hacer cosas, no hay nada de orgullo en eso” o “Uds. no hablan por la mayoría de autistas“. Primero, lo obvio, cada individuo autista es diferente entre sí, y de eso dependerá la clase de apoyos que requerirán. Segundo, el “orgullo autista” nada tiene que ver con querer mostrarnos como “especiales” o “superiores”; se trata, más bien, de que no tenemos de qué avergonzarnos, de que nuestras necesidades deben ser atendidas por el simple hecho de existir; de ahí, el apoyo urgente a los autistas no verbales o con otras dificultades en el neurodesarrollo. Tercero, pretendemos hablar no “por ellos”, sino PARA ELLOS y CON ELLOS; su voz, expresada fuera de lo verbal, los conocimientos que nos otorguen desde sus respectivos mundos de la vida, todo eso servirá para darles una mejor calidad de vida.

Por eso celebramos nuestro día del orgullo autista: porque estamos en este mundo y, como parte de nuestra condición humana, nos merecemos inclusión dentro de las sociedades humanas. Necesitamos lograr que se valore la diferencia en toda la acepción del término (sí, eso incluye los aspectos menos agradables que vienen con tal diferencia) y, con ello, una sociedad humana genuinamente abierta a la coexistencia de todas las mentes posibles. De eso se trata nuestro orgullo como autistas.

Mario Augusto Puga Valera

Activista Autista

Enlaces relacionados

  • http://www.aspiesforfreedom.com/autisticprideday.html
  • http://www.autismstrategyscotland.org.uk/news/autistic-pride-day.html
  • https://www.awarenessdays.com/awareness-days-calendar/autistic-pride-day-2018/