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Disclaimer: EITA ya no utiliza la categoría de diagnóstico “Asperger” o la reconoce como una categoría legítima. El presente artículo fue escrito antes de adoptar nuestra actual postura.


Este 18 de febrero conmemoramos el día mundial del síndrome de Asperger. Un recordatorio de quiénes somos, de que existimos y de que nuestras necesidades también son prioritarias para la sociedad es lo que se busca de tal conmemoración. Asimismo, debe servir como recordatorio de quienes han pasado por la historia con nuestra condición y que, de una forma u otra, han aportado a la humanidad en más de una forma. Eso es lo que buscamos de este 18 de febrero: recordar que conformamos un elemento inherente a la humanidad.

Lamentablemente, el Perú ha llegado ciertamente tarde a reconocer la existencia de los individuos Asperger y su condición. Recuerdo cómo, en 2006, el concepto resultó una absoluta novedad, al punto de que, un año después, todavía no se me consideraba un individuo Asperger. No es difícil recordar que, hace solo una década, “autismo” solía tomarse como una grosería (desgraciadamente, aún ocurre entre muchísimas personas) y que el concepto de síndrome de Asperger, cuando recién se incorporó al cuerpo de conocimientos en la materia, estuvo limitado a los tratamientos médicos o neuropsicológicos, mas no a gran escala en la sociedad. Afortunadamente, la “era de la información” está permitiendo resolver el problema.

Y con la “era de la información” se va resolviendo uno de nuestros principales problemas en la esfera social: la soledad y la incomprensión. Por un lado, tenemos mucha más información disponible sobre nuestra condición y, mejor todavía, sobre cómo sobrellevarla en la vida cotidiana (claro que una ejecución correcta necesitará de personas especializadas en la materia, pero ya es un genuino avance). Por otro, gracias a las nuevas tecnologías, podemos contactarnos con individuos similares en otras regiones del país o del mundo, individuos. Entramos en el siglo XXI con la posibilidad de mejorar nuestras vidas como no lo habíamos imaginado hace décadas.

Por eso, es tiempo de que se conozca nuestra condición, se sepa que somos parte legítima de la especie humana (ridículo es insistir en que somos una “anomalía” que debe ser corregida). Para eso tenemos una fecha como el 18 de febrero: para que se nos conozca y quede claro que existimos y vinimos para quedarnos. Y que sea en nombre de todo individuo Asperger en el Perú y el mundo.

Mario Augusto Puga Valera