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El viernes 15 de septiembre, EITA realizó una fiesta de confraternidad para jóvenes y adultos, tanto mujeres como varones, a quienes se brinda servicios, sean terapias individuales o los talleres de habilidades sociales (aquí pueden ver algunas fotografías vía Facebook).

De más está decir que resultó un evento bastante divertido y que permitió avanzar en uno de nuestros objetivos centrales: la convivencia social adecuada entre individuos autistas y Asperger. También resultó de gran ayuda para el personal terapéutico de EITA, quien aprovechó para divertirse con las personas con quienes se trabaja y, en más de una manera, conocerse un poco mejor.

¿Qué puedo añadir, como colaborador de EITA e individuo dentro del espectro? Pues que vamos por un gran camino, que estas movidas para confraternizar y amistarnos entre toda la comunidad de EITA, en especial pacientes y terapeutas, dentro de un espacio seguro en que, sabemos, tendremos las puertas abiertas. Nuestra divergente naturaleza social también necesita que vivamos en comunidad. De paso, nos recuerda un pilar en nuestra vida neurodivergente: no estamos solos; siempre habrá un nuevo integrante para nuestras vidas a la espera de un saludo.

La mencionada fiesta tuvo una actividad muy interesante, directamente relacionada con lo que comenté sobre nuestra socialización. Se trata del “juego de la madeja”. Primero, se nos dividía en grupos. Luego, se nos entregaba una madeja de lana. El objetivo consistía en tomar la madeja, decidir a qué otro integrante dárselo y, así, entregarlo mientras sosteníamos un poco de la lana. Para decidir a quién entregárselo, necesitábamos preguntar lo que deseáramos a la otra persona sobre sus gustos, su experiencia de vida o cualquier otro tema. ¿La idea del juego? Permitir conocernos mejor, tanto para quienes asisten a los talleres como para quienes llevan terapias individuales; también permitía conocer algo mejor al personal terapéutico de EITA.

¡Qué metáfora más apropiada para la reunión y para EITA! Nuestro objetivo, el poder crear vínculos entre individuos dentro del espectro autista y neurotípicos, consiste en crear vínculos de conocimiento mutuo, gracias a las herramientas que nos brindan la neuropsicología y el enfoque de la diferencia. Como en el juego de la madeja, no siempre será fácil: la madeja se nos podía caer o podíamos acabar formando una hilación incómoda para nuestras manos. También como en el mencionado juego, correr esos riesgos vale la pena, establecer dichos vínculos, al fin y al cabo, es adentrarse en el “mundo interior” de cada individuo, qué opinión propia o conocimiento tienen de la realidad. Ese es el “juego” en que el personal de EITA participa diariamente, maravillosamente expresado en la actividad de la madeja.

Porque, finalmente, esa es la función de quienes buscamos ayudar a las personas autistas y Asperger. El tejido de vínculos no será acción de una sola tarde, sino algo perenne, en lo que insistiremos constantemente sin importar contratiempos. El “juego” de la aceptación social requiere de toda la dedicación imaginable. La fiesta del 15 de septiembre es una muestra de lo que buscamos lograr en toda la sociedad.

Muchas gracias por la fiesta del 15 de septiembre, equipo de EITA

Mario Augusto Puga Valera

Activista autista