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Ser madre o padre de un individuo autista no es fácil, eso ha quedado bastante establecido. No solo hablamos de tener que lidiar con las dificultades propias de la condición del espectro autista, como las dificultades con el lenguaje o la ausencia de habilidades para interactuar socialmente: también hemos de tomar en cuenta una sociedad como el Perú, generalmente hostil con las personas diferentes y que necesitan apoyo para toda la vida. Todo eso da un panorama bastante difícil no solo para la formación personal de una persona autista, más todavía cuando los apoyos que esta necesitará se extienden para toda la vida.

Lamentablemente, frente a dicha situación, se ha descuidado el enfoque en los adultos autistas. No resulta un acto deliberado de discriminación ni consecuencia de una negligente dejadez: simplemente, quienes trabajan en el tema suelen encontrarse demasiado ocupados con los problemas propios de la niñez autista (quienes se dedican a la labor terapéutica, saben la tremenda labor que resulta); si le sumamos los problemas propios de la adolescencia, realmente se entiende por qué se ha descuidado el enfoque a la población autista adulta.

Y no olvidemos uno de los principales problemas de la vida adulta, para quienes deciden optar por este camino: la educación superior, en especial la univerisdad. Aquí es donde la convivencia social y el apoyo ante situaciones estresantes e incómodas se vuelve absolutamente fundamental. Desde la experiencia de quien escribe, hay mucho que se puede hacer para volver esta una experiencia llevadera y evitar problemas frecuentes.

Para comenzar, un asunto fundamental es el de la terapia. Los retos de la adultez necesitan de otra forma de trabajo y otras maneras de afrontamiento. Por tanto, sería equivocado creer que la necesidad de terapia se agota con la adolescencia. Si se requiere, las sesiones psicológicas se volverán clave para evitar complicaciones. ¿Cómo determinar si la terapia se vuelve imprescindible, o cuándo? Hay que estar pendientes del estado mental del individuo autista, lograr que confíe su estado mental.

Un objetivo central de tal terapia consiste en que pueda tener un mínimo de competencia social en el ámbito académico. Para esto, requerirá de orientación con el fin de mejorar su comunicación con sus colegas estudiantes. La resiliencia y la tolerancia a la frustración se vuelven elementos fundamentales sobre los que se debe trabajar (para quienes hemos pasado por eso, sí sabemos lo necesarias que son). No se debe exigir más, no se debe buscar “transformar” al individuo, algo imposible.

Un objetivo central de tal terapia consiste en que pueda tener un mínimo de competencia social en el ámbito académico. Para esto, requerirá de orientación con el fin de mejorar su comunicación con sus colegas estudiantes. La resiliencia y la tolerancia a la frustración se vuelven elementos fundamentales sobre los que se debe trabajar (para quienes hemos pasado por eso, sí sabemos lo necesarias que son). No se debe exigir más, no se debe buscar “transformar” al individuo, algo imposible.

Este es solo uno de los primeros pasos que necesitaremos para lograr que el individuo autista pueda desarrollarse de forma profesional con éxito. Se trata de una tarea en el largo plazo, en que hay que prestar atención a cualquier ocurrencia en su vida. Sí se puede lograr, y los resultados harán hacernos sentir que todo el esfuerzo habrá valido la pena.

Mario Augusto Puga Valera
Activista autista