Feliz día a todas las madres de niños con Condiciones del Espectro Autista
Las madres fueron objeto (y aún, lamentablemente, dentro de la ignorancia, lo son) de culpas sin sentido respecto del autismo: conceptos como “madres frigoríficas” o “doble vínculo”, fueron esgrimidos por algunas escuelas y teóricos de la psicología y del psicoanálisis para explicar que la madre “provocaba” el autismo de su hijo y que éste era un “transtorno en el vínculo madre e hijo”.
Nada más injusto, falso y a-científico.
En la escuela, Thomas tenía rutinas establecidas. Nunca jugaba. Caminaba de un lado al otro dle patio de recreo, siempre de la la mano de una maestra, a la que él llamaba “Mano” (“Dame la mano”). Si la mestra no tenía tiempo para ocuparse de él, le daba un micrófono, y él se sentaba y lo lamía constantemente. Además, a determinadas horas del día, él quería escuchar música. Toda la escuela conocía a Thomas como “el niño que siempre está abriendo los caños y los armarios y encendiendo y apagando las luces; el que tira la tortuga por el suelo, vacía los cartones de leche”, etc. Thomas se comportaba de aquella forma, si no lo tenías sentado delante de la mesa y ocupado. A menudo también era un problema en casa. por ejemplo, cuando teníamos visitas, empezaba a abrir y cerrar la nevera y todas las puertas, encendía y apagaba las luces, vaciaba los cajones, golpeaba diversos objetos… hacía todo tipo de cosas. Tuvimos muchas reacciones diferentes por parte de las visitas, como “enciérralo en el sótano, y ya verás como escucha” o “déjame que me ocupe de él y ya verás lo derecho que anda”. Afortunadamente, nunca hice caso de aquellos “sabios” consejos.